La economía social y solidaria se arraiga en valores que concuerdan con reclamos de los feminismos. La ESS y la economía feminista tienen como lucha común la superación del capitalismo, para dejar de poner en el centro los intereses del mercado y del trabajo productivo. Para cambiar el foco y centralizar los cuidados y el sostenimiento de la vida como objetivo de todas las esferas productivas y reproductivas. 

Los feminismos y la ESS buscan modelos de sostenibilidad que superen las lógicas de competición, especulación, extractivismo, expolio, sexismo, racismo y desigualdad. Que vaya más allá de los yugos binaristas de género del heteropatriarcado. En resumen, una economía que no sea patriarcal ni colonial.

En este sentido, los compromisos de la economía social y solidaria contribuyen a la construcción de unas formas de hacer que desmonten las desigualdades. Por ejemplo, con medidas para promover la participación y el empoderamiento de las mujeres, también desde la garantía de una democracia interna en las organizaciones de la ESS. A la vez, el interés por garantizar la sostenibilidad de la vida se traduce en medidas que promueven la conciliación familiar y personal, acogiendo las necesidades de cuidados y valorando los impactos negativos que tiene el productivismo del marco capitalista.

Impactos que, como la desigualdad salarial, están muy identificados pero nada abordados en la economía convencional, y que no llegan a recoger todas las violencias y opresiones que las mujeres viven por el hecho de ser mujeres -como nos recuerda la efeméride del 8 de marzo. Que, además, se empeoran y agravan cuando sumamos otras intersecciones: el origen, si se está en una situación administrativa irregular, la orientación sexual, la pertenencia a un colectivo minorizado, identificarse con un género no binario…

En Coop57 contamos con muchas socias de servicios que están compuestas íntegramente por mujeres y por personas no binarias. Proyectos que demuestran que hay otras maneras de hacer y que hay una economía que se rige por los valores y no por los beneficios. También es importante destacar cómo estos proyectos a menudo tejen redes y se alían en intercooperació, en comisiones o agrupaciones para trabajar conjuntamente y aportar una perspectiva feminista. Os compartimos algunos ejemplos de estas organizaciones y una presentación.
Además, también son una demostración que no sólo hay que romper los techos de cristal, porque si no tenemos cuidado, es fácil reproducir las desigualdades patriarcales en otra escala. Hay que desmontar todos los techos para que ya no haya pirámides de poder y desmontar los suelos pegajosos, que en especial restringen y encasillan a las mujeres empobrecidas, racializadas, de ámbitos rurales o con diversidad funcional a unos sectores más precarizados, con más explotación y más invisibilizados.
Ahora bien, si la ESS tiene otro valor es el de la voluntad de mejora y de la autocrítica. La reflexión a partir de las múltiples y variadas experiencias, tanto en el ámbito local como global, contribuye a ir detectando los caminos para recorrer y los retos vigentes y futuros. Por ejemplo, en el estudio que han publicado desde REAS Red de Redes «Las mujeres en la ESS: informe sobre perfil competencial» (2021), se detecta que a menudo las mujeres en la economía social y solidaria «trabajan mucho y casi en la frontera de la sobrecarga. La principal diferencia respeto sus homólogas fuera del ámbito está en la incesante voluntad de desarrollar la actividad económica de acuerdo con los valores de la ESS. Las mujeres consideran más prioritario encontrar este punto de equilibrio que sus compañeros masculinos. Los temas de los cuidados y la conciliación de sus vidas profesionales y personales son asuntos que las preocupan y tienen impacto en las decisiones que toman en el trabajo».
Finalmente, es importante destacar que hace falta un análisis feminista de las finanzas y de las posibilidades, las herramientas y las actuaciones específicas para resolver las problemáticas que se encuentran colectivamente las iniciativas de economía social y solidaria que impulsan las mujeres y las personas no binarias.