Los movimientos por la cultura libre apuestan por permitir la copia, distribución y comunicación de los conocimientos y las expresiones artísticas generadas en una sociedad. Porque el conocimiento y las expresiones artísticas se producen a partir de elementos previos y contemporáneos, gracias a las redes sociales en las que participamos. Están hechas de retazos, de mezclas, de experiencias colectivas; cada persona las recompone de una forma original, pero no se puede atribuir su propiedad total y excluir a otros de su uso o replicación, como hace el copyright. Prohibir el acceso a contenidos culturales en tiempos digitales es perjudicial para el desarrollo cultural de la sociedad y de cada uno de sus miembros.
El movimiento de la cultura libre es hermano del movimiento del software libre, que exige que el código del software y la estructura del hardware sea público. Esta es la única manera que saber cómo funcionan los programas o aplicaciones que forman parte de nuestra vida diaria, la única manera de poder comprobar si nuestra intimidad y nuestros derechos están siendo protegidos. Ahora con la Covid parece que se extenderán aplicaciones de seguimiento de los contagios, sería de extrema importancia que fueran de código abierto de forma que pudiéramos confirmar que no se utilizan para otros fines.
Cultura “libre”, como “software libre”, no significa cultura “gratis” (haciendo el juego de palabras del inglés: free). Los proyectos de cultura libre están comprometidos con los principios de la economía social, de salarios justos, igualdad de género y en la toma de decisiones y prácticas de respeto al medio ambiente. En concreto en la Editorial Traficantes de Sueños, producir libros conlleva costes de derechos de autor, traducción, edición y corrección, maquetación y diseño, impresión y comercialización. Tener los libros en libre descarga no significa que no necesitemos retornos económicos para mantener el proyecto; significa que apelamos a una comunidad que entiende la importancia de que libros críticos (tan imprescindibles en este sistema violentamente injusto) sean accesibles a tod*s en todo el mundo y está dispuesta a sostener esta apuesta con la compra de libros, colaboraciones varias y difusión. Conscientes de nuestro papel como productores y consumidores, los proyectos y las comunidades de la economía social construimos otro mundo aquí y ahora, uno en el que la economía no se basa en cálculos de costes-beneficios, sino en la generación de estructuras económicas que nos doten de mayor autonomía para el necesario tránsito ecosocial.