No somos consumidoras, somos personas con una serie de necesidades que queremos satisfacer de las formas más enriquecedoras, éticas, cuidadosas y colectivas posibles. Queremos trabajar para vivir y no vivir para trabajar. Como dice Bob Black, propugnamos una sociedad del ocio, del tiempo libre y del esparcimiento. No queremos trabajar para consumir. Porque el consumo no es ocio, es un acto político con impactos desastrosos si no lo controlamos. Pero también con la capacidad de transformar positivamente el mundo, si lo controlamos.