Adbusters es un colectivo anticapitalista que surgió a finales de los años 80, creadores del Buy Nothing Day, el día sin compras, como contra-acción frente al día más consumista del año, el Black Friday. Su punto fuerte es la contrapublicidad gráfica, acción que llevan ejerciendo desde hace más de cuarenta años y de donde proviene su nombre, los pincha anuncios. Famosas son sus ilustraciones del payaso de McDonalds con la boca tapada con una pegatina que dice “fat” (grasa), en referencia a la mala calidad de la carne de las hamburguesas, o el camello de Camel recibiendo su sesión de quimioterapia por los efectos del tabaco. Se enmarcan en el movimiento culture jamming o de sabotaje cultural, que pretende abrir nuevas reflexiones a través del boicot y la acción directa.

Esa era precisamente la primera pregunta. Este año probablemente el Black Friday tenga cierto poso a coronavirus. ¿Crees que la industria de la publicidad va a utilizar estrategias de chantaje para que apoyemos la economía? ¿Qué crees que va a pasar?

Creo que el Black Friday este año va a llevar dos mensajes. Por un lado, el de siempre, el de empujarnos a consumir más ahora que tantos negocios tienen problemas, como cuando ocurrió el 11S en Estados Unidos y el presidente Bush, según ocurrió la tragedia, le dijo a los estadounidenses que lo mejor que podían hacer era salir a la calle, consumir y apoyar la economía. La situación es muy similar ahora. Pero al mismo tiempo también tengo la impresión de que el coronavirus nos ha obligado a quedarnos en casa, desconectar un poco de nuestras rutinas habituales y reflexionar sobre nuestra vida, de qué va todo esto. ¿Es todo consumo? ¿consumo demasiado? ¿quiero volver a tener las mismas navidades que he tenido en los últimos 20 años, basadas en el consumo? Así que por un lado tenemos esta tremenda presión para apoyar la economía y las tiendas y productores, pero, por otro lado, tenemos el sentimiento opuesto que nos hace reevaluar nuestra posición en el mundo. Estamos en tiempos de cambio climático, donde mucha gente está teniendo problemas de alteraciones del ánimo como ansiedad, depresión… todo ello debido a esta economía global, a esta economía global hiperactiva. En esta época vamos a tener un choque interesante de sentimientos encontrados.

Recuerdo el año pasado, por primera vez en 25 años de historia del Buy Nothing Day en el Black Friday, los niños y niñas salieron de la escuela y llevaban pancartas que decían “Kids take back Black Friday” [los niños y las niñas recuperan el Black Friday] haciendo mención a que ese día les había sido robado, a que el consumismo acentúa la crisis climática. Y también, por primera vez, lucieron lemas como “Boicot Black Friday”. Un tipo habló de la reacción juvenil contra Black Friday. La gente se estaba dando cuenta de que el Black Friday no era un evento para celebrar, sino algo que debería ser vergonzoso, que debería ser considerado como un monstruo diabólico [risas], un ritual que hemos estado celebrando demasiado tiempo y que ya es hora de parar.

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