El pasado 12 de abril de 2018 Naciones Unidas declaró el 3 de junio como Día Internacional Mundial de la Bicicleta. La Alianza Ciclista Mundial (World Cycling Alliance, WCA en sus siglas en inglés), la Federación Europeade Ciclistas (ECF) y la coordinadora estatal ConBici han aplaudido esta resolución tras hacer campaña desde 2016. La WCA y la ECF facilitaron un documento a la ONU en 2015 en el que se plasmaba que el uso de la bicicleta contribuye directamente a por lo menos 12 de los 17 objetivos de desarrollo sostenible.

Leamos lo que nos dice nuestro vecino Antonio Burgos, de la Asociación cicloturista y de ciclismo urbano Pedalibre: “Madrid, como muchas otras capitales del mundo, es una ciudad obligada a poner especial atención a la ocupación de espacio, el impacto medioambiental y la promoción de la salud y, para ello, es necesario afrontar cambios”. Junto a los desplazamientos a pie o el uso del transporte colectivo nos encontramos con la bicicleta como un medio destinado a ser promovido masivamente. Ya no tenemos que mirar necesariamente fuera de nuestras fronteras. Empezamos a tener ejemplos en nuestro país de ciudades que ya han emprendido el camino: Vitoria, San Sebastián, Barcelona, Valencia, Sevilla… ¿y Madrid?

A pesar del visible incremento que ha habido gracias a la implantación de BiciMAD y al rebaje teórico de la velocidad a 30 km/h en diversos carriles de la ciudad –ciclocarriles–, su presencia es muy baja y no ha contribuido a que el grueso de la población considere la bicicleta como un medio de transporte. Decidir usar la bici debe convertirse en algo obvio: máxima accesibilidad para todo el mundo para ir al colegio, al instituto o a la universidad, para ir al cine o de compras, para ir al trabajo, al médico o a un consejo de administración, para hacer gestiones en tu Ayuntamiento o en el juzgado, a la estación de tren o al aeropuerto, al polideportivo a al parque con la familia, a dar una vuelta, de paseo, para llevar trastos de un sitio a otro…, es decir, lo que llamamos normalizar su uso. Y para ello, Madrid tiene que ponerse las pilas y hacer de sus calles y edificios públicos lugares accesibles a la bici.

Madrid debe abrirse a la bicicleta, acometer tantas reformas e infraestructuras como sean necesarias y conseguir el desarrollo de la movilidad ciclista, a la vez que adoptar medidas firmes para reducir el uso del coche drásticamente. Ciudades de nuestro entorno europeo que llegan a un 20, 30, 40 y hasta un 50 % de los desplazamientos en bicicleta -Madrid está en torno al 1 %- nos indican la manera de hacerlo.

Dentro del MES de Madrid hay muchas personas comprometidas con el crecimiento de la economía social y solidaria en nuestra ciudad. También hay entidades -La Pájara o Ciclos Jelca- cuya actividad económica se vuelca en el impulso de la movilidad sostenible. Somos las que os invitamos a participar activamente en la movilidad urbana, en la salud colectiva y en una ciudad más habitable. Y para celebrarlo nada mejor que darse una vuelta en bici tal día como hoy: Día Internacional Mundial de la Bicicleta.