¿Hay que legitimar desde el mundo educativo el modelo actual y posicionarse de la manera más ventajosa posible, o por el contrario, tenemos que educar para que las personas comprendan los grandes problemas que afronta la humanidad y adquieran valores, habilidades y conocimientos que les permitan desenvolverse ante ellos?. En el día internacional de la educación apostamos por la sostenibilidad, justicia y cohesión social
La educación tiene que situar la vida en el centro de la reflexión y de la experiencia, ha de vincularse al territorio próximo y a su comunidad y tiene que ayudar a desenmascarar el actual modelo de desarrollo. Esta necesidad surge de la constatación de que nuestras sociedades caminan con un rumbo casi suicida: el de la noción dominante de desarrollo, que agota los recursos del planeta y las fuerzas de millones de personas y territorios mientras se disfraza de progreso y modernidad. Por este motivo, en el día internacional de la educación apostamos por la sostenibilidad, justicia y cohesión social
Las escuelas y los institutos, lo que se estudia en ellos y el modo de hacerlo, son también un campo de batalla para la transformación. Hay que enfocar la mirada a la resolución de los problemas sociales, económicos y ecológicos, y apostar por una educación que se vuelque en la consecución del bienestar para todos y todas. Conseguir que las personas se perciban como ecodependientes y que sean conscientes de las profundas interdependencias que nos permiten estar vivas es cada vez más urgente.
¿Cómo es posible que se pueda terminar la educación secundaria sin conocer el cambio climático o que en la asignatura de Ciencias Naturales se incluya una exhaustiva enumeración de los problemas ambientales, entre los que destaca la emergencia climática, y que en Ciencias Sociales se aborde el estudio de la ciudad exaltando la trascendencia que para la humanidad ha supuesto el coche, el AVE o el avión, sin que se relacionen con el calentamiento global, el sellado del suelo o la fragmentación de los ecosistemas?
Hay que tocar muchos palos, todos interconectados: la sostenibilidad, con todo lo que implica como el cuidado del planeta; la justicia y la cohesión social, que tiene que ver con las desigualdades, la riqueza, las relaciones interpersonales, y la profundización de la democracia, la generación de estructuras participativas e intentar crear una cultura democrática en el alumnado. ¿Cómo se traduce esto en la práctica diaria con el contenido curricular que se enseña? ¿Hay margen de actuación? El currículo oficial puede ser revisado desde el punto de vista de la educación ecosocial y facilitar que el profesorado pueda realizar sus programaciones anuales que incluyan el abordaje de la crisis ecosocial de manera transversal en todas las asignaturas, que vaya mucho más allá de las acciones esporádicas que se puedan hacer un día concreto, en un taller puntual o en una efeméride señalada.
Dentro de las clases también se puede trabajar con unos materiales que aborden la crisis ecosocial desde esta perspectiva, de una manera multidisciplinar que desborde todas las asignaturas de un curso y apueste por el aprendizaje basado en proyectos y que sean creados por y para el profesorado. Asimismo, la economía social y solidaria, como práctica económica que encarna los valores ecosociales, debería ser considerada como uno de los pilares educativos, ya que supera el debate capital vida y pone a las personas en el centro a través de prácticas cooperativas, solidarias y sostenibles.
¿Y en el resto de actividades escolares? Se puede transformar el comedor escolar en un comedor donde los productos son ecológicos, de calidad y de proximidad, se pueden facilitar las condiciones necesarias para que las familias creen grupos de consumo y que puedan comprar su cesta de la compra a agricultores de proximidad. Porque la educación se proyecta a un futuro donde las personas que formamos en el presente tienen que tener las capacidades necesarias.
Texto realizado por FUHEM para el Mercado Social de Madrid.