el consumo no es ocio

Este 2021, desde el Mercado Social de Madrid os proponemos pasear de la mano, mes a mes, para ir transformando en la medida de nuestras posibilidades nuestras prácticas de consumo.

El consumo no es ocio

El año 2020 nos ha demostrado y forzado a experimentar la relación directa que existe entre nuestro modelo de producción y consumo y esta pandemia. Nos ha llevado a sentir qué es lo realmente importante en nuestro día a día: tener un vecindario solidario, apoyar al comercio de nuestros barrios a través de la organización colectiva, comprobar cuáles son las labores y trabajos verdaderamente esenciales para sostener nuestras vidas -agricultoras y ganaderos que nos alimentan, personal sanitario, personas cuidadoras…-, tener entornos naturales cercanos y frondosos, contar con un hogar digno.

2021 empieza también con grandes aprendizajes: que ya puede ocurrir la peor tormenta de nieve y frío que se recuerda en diversos puntos de la península en cinco décadas, que el precio de la electricidad nunca deja de crecer. Según denuncia la organización de consumidores FACUA, el incremento del precio de la luz en lo que va de enero supone un 35,8% con respecto al año pasado, algo que ha situado a España entre los países de Europa con la energía más cara.

Es el momento de traducir nuestros aprendizajes y vivencias en acciones transformadoras. Como dice Yayo Herrero, que cuando escampe encontremos la mezcla precisa de rabia y amor que requieren estos tiempos del cólera.

Este 2021, desde el Mercado Social de Madrid os proponemos pasear de la mano, mes a mes, para ir transformando en la medida de nuestras posibilidades nuestras prácticas de consumo. No nos quedemos en la responsabilidad individual, organicemos colectivamente nuestro consumo. A lo largo de este año, os proponemos un recorrido a través de temas como la energía, los cuidados, el textil, la cultura, las finanzas, el comercio justo o el hogar, mediante los cuales iremos compartiendo información, propuestas y retos que nos ayuden a construir y pensar alternativas de consumo basadas en la organización colectiva y con un impacto lo más ético posible en el medio ambiente, en nuestros barrios y en el conjunto del planeta.

Porque el consumo no es ocio, es un acto político con impactos desastrosos si no lo controlamos. Pero también con la capacidad de transformar positivamente el mundo, si lo controlamos.

¿Qué papel tengo en la transformación de la economía? ¿Por qué cambiarnos a las alternativas que hay? ¿Hay alternativas en todos los sectores? ¿Cómo de fácil es esto de cambiarme? ¿Me va a suponer más trabajo?

No somos consumidoras, somos personas con una serie de necesidades que queremos satisfacer de las formas más enriquecedoras, éticas, cuidadosas y colectivas posibles. Queremos trabajar para vivir y no vivir para trabajar. Como dice Bob Black, propugnamos una sociedad del ocio, del tiempo libre y del esparcimiento. No queremos trabajar para consumir. Porque el consumo no es ocio, es un acto político con impactos desastrosos si no lo controlamos. Pero también con la capacidad de transformar positivamente el mundo, si lo controlamos.

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