El primer debate que nos viene a la cabeza cuando hablamos sobre discapacidad, es cómo llamamos a las personas en esa condición: discapacitado”, “personas con discapacidad”, “personas con diversidad funcional”… Seguramente, alguna vez en vuestra vida, os habéis involucrado en este debate, un debate que no vamos resolver hoy, pero desde ATO2 os damos una sugerencia: probad a llamar a la gente por su nombre, solución fácil y sencilla.

En el año 2006, se aprobó, a nivel internacional, la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad. Fruto de esta Convención, se celebran todos los años el Día Internacional de las Personas con Discapacidad, el 3 de diciembre.

Las personas con discapacidad son un amplio porcentaje de la sociedad, alrededor del 10%. Este porcentaje es bastante heterogéneo. Hay personas con discapacidad física, cognitiva, auditiva, visual, mental y/o sordoceguera. Otro aspecto que hay que comentar es que según vamos creciendo, nuestras capacidades van deteriorándose y pueden generar algún tipo de discapacidad. Por eso decimos que la accesibilidad es como el agua: esencial para la vida.

Hay ocasiones en las que tenemos que ser conscientes de que hay momentos en nuestra vida que podemos tener discapacidades que sean temporales, por ejemplo, tener una pierna rota o un brazo vendado. También, pueden darse situaciones determinadas por factores externos que dificulten la tarea que estamos haciendo, por ejemplo, subir con un carro de la compra por una cuesta.

En definitiva, todas las personas, más tarde o más temprano, vamos a tener dificultades a la hora de realizar los quehaceres de nuestro día a día o dicho de una forma más fina, las actividades de la vida diaria.

¿Qué soluciones existen?

¡Que no cunda el pánico! En este caso, a diferencia del primer párrafo, sí os podemos resolver la pregunta. Al concepto de discapacidad, van ligados los conceptos de accesibilidad universal, ajustes razonables y diseño para todas las personas. Estas palabras aparecen recogidas en la convención que hemos citados más arriba.

En resumen, estos conceptos son importantes conocerlos porque nos cuentan que todos los entornos, bienes, productos, servicios, softwares, herramientas, instrumentos,… deben ser fáciles de utilizar y fáciles de comprender por todas las personas. Estos conceptos contribuyen a crear una sociedad que apuesta por la igualdad o la equidad. Vivimos en un mundo lleno de coincidencias  y, esto último, coincide con los principios de la economía social.

La importancia de la accesibilidad, nos gusta destacarla con la siguiente frase: “La accesibilidad es como el agua, necesaria para la vida”.

Desde sus inicios, la economía social y solidaria se ha desarrollado y ha crecido teniendo en cuenta a este sector de la población. Muchas entidades de la economía social y solidaria han desarrollado productos o servicios dirigidos a estas personas. Al desarrollar estos productos o servicios, las entidades de economía social y solidaria han conseguido un impacto social que ha consistido en mejorar la calidad de vida y aumentar la inclusión social de esta población.