Cuando la uni nos traía de excursión a Madrid para ver ARCO, yo me pillaba un autobús nada más pisar el suelo y me iba al centro a buscar tiendas de discos. En Palencia tenía que esperar a alguna feria anual que hubiera o me tenía que acercar a Valladolid. Y en Salamanca había también poco movimiento. Aunque me pillaba muchas cosas raras por correo. Así que en Madrid me lo flipaba. Me perdía por ahí yo solo todo el día y me comía un bocadillo en cualquier calle que entonces no conocía. O solamente un pepito de crema y chocolate. Era mejor que ver cuadros. Ya nos ponían filminas en Historia del Arte.
Esto fue en esos años en que me serigrafié mi primera cami de ASCO, la del 98, que justo dibujé por primera vez en esas clases de Historia del Arte. El logo era más bonito, el cuadrado con esquinitas. Tampoco iba mucho a clase yo, pero ir era muy creativo si no prestabas atención a lo que decían los profes. Se aprendía un montón. Tanto se aprendía, que en 1º saqué matrícula de honor en dibujo técnico sin pisar esa asignatura. ¡Había que madrugar mucho! Ojalá pudiera volver a clase ahora otra vez para no hacerles caso. Llenaría muchos cuadernos de dibujos y canciones.
ASCO. Algo que inauguran los reyes de cualquier país no puede ser muy vanguardista. Eran mejores los maxi singles de PiL y los VHS de los Dead Kennedys que me compraba. Y qué desgracia que justo cuando acabé de recopilar los singles en vinilo de Siniestro Total, ellos hicieron sus ediciones definitivas remasterizadas con todas las caras b.
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