El aprendizaje es un proceso natural que sucede todo el tiempo. Es fundamental para la supervivencia del ser humano. Es un proceso individual y autodirigido, íntimamente ligado a la emoción. No podemos aprender cuando sentimos miedo, estrés, amenaza. Aprendemos en un clima de seguridad y confianza, cuando nos sentimos capaces de tomar nuestras propias decisiones, experimentar, reflexionar y compartir.
Como madres, padres, educadoras, acompañantes del proceso de aprendizaje de las niñas y los niños, debemos ser garantes de ese clima y fomentar su papel activo y protagonista en la toma de decisiones relacionadas con su aprendizaje y su propia vida.
José Manuel Sánchez (fundador de Origami y coordinador pedagógico del Centro de Innovación Social Senbazuru) nos invita a reflexionar el viernes 6 de marzo a las 16:30h.
Reflexionaremos sobre cómo con nuestro lenguaje, conducta, incluso nuestra emoción y pensamiento estamos proyectando en las niñas y niños lo que somos y lo que esperamos que sean.
Si queremos favorecer su autoestima, habilidades comunicativas, un clima de confianza y respeto, la ecuación comienza por nosotras mismas, por el trabajo personal y por repensar la relación infancia-edad adulta.
Cuando logramos que el aprendizaje parta de sus intereses y facilitamos el proceso con el máximo apoyo y la mínima intervención, observamos que aprenden más, de forma más rápida y más exhaustiva; conseguimos que las niñas y los niños alcancen su máximo potencial.