La industria textil es la segunda industria más contaminante del planeta. 342 millones de barriles de petróleo se emplean al año para fabricar fibras de plástico para textil. En España, cada persona generamos 14 kg/año de residuo textil. ¿Invertimos la tendencia?
Desde el 24 de abril de 2013, cuando ocurrió la tragedia de Ranna Plaza en Bangladesh donde murieron más de 1000 trabajadoras de la confección en una fábrica que se vino abajo por las malas condiciones del edificio, todos los años se conmemora el Fashion Revolution Day. Ese año nació el movimiento Fashion Revolution, cuyo objetivo principal es transformar la industria de la moda, defendiendo que la transparencia en toda cadena de producción sea una cuestión obligatoria y no dependa únicamente de la voluntad de las empresas del sector.
Es el momento de traducir nuestros aprendizajes y vivencias en acciones transformadoras. Como dice Yayo Herrero, «que cuando escampe encontremos la mezcla precisa de rabia y amor que requieren estos tiempos del cólera». Dentro del Mercado Social de Madrid contamos con muchas organizaciones y empresas dedicadas a la transformación del sector textil desde los valores y las prácticas de la economía solidaria. Porque la ropa no puede ser únicamente ocio. El textil es una necesidad básica que todo el mundo tiene que poder satisfacer de una forma digna y respetuosa con el planeta. Asimismo, es necesario garantizar las condiciones laborales dignas de trabajadores y trabajadoras que se dedican al textil en todo el mundo.
¡Este mes os proponemos los siguientes retos!
¡Recupera una prenda olvidada!
Os animamos a recuperar una prenda que tengáis olvidada en el armario y a darle un toque personalizado pintándola. En este vídeo, ¡Sirem Wild os enseña cómo hacerlo!
¡Activismo y moda!
Participa en alguna de las actividades del ciclo «Activismo y moda 2.0» que durante todo el mes organiza AltrapoLab la Casa Encendida
¡Apoya a la única empresa textil española 100% trazable y enfocada a la sostenibilidad!
dLana lanza esta campaña de crowdfunding para tejer el futuro de la lana española. Ayúdales a publicar un libro sobre ello y a lanzar una nueva producción de SORROSAL.
¡Rompamos las etiquetas!
Os invitamos a ver el tráiler subtitulado del documental The True Cost y a haceros una selfie enseñando la etiqueta de una de vuestras prendas favoritas, con el cartel «¿Quién hizo mi ropa?»
¡Descubre una forma de impresión textil sostenible y milenaria!
¿Seréis capaces de encontrar a CRUDO, un taller de serigrafía manual escondido en pleno corazón de Madrid?
Recuperemos el valor de la ropa.
Como personas consumidoras tenemos una herramienta fundamental para exigir el cambio: nuestra compra y nuestros hábitos de consumo. El cuidado de nuestras prendas es fundamental, empecemos por mirar lo que nos cuentan las etiquetas.
Cambiar cantidad por calidad.
Menos prendas pero mejor hechas. Busquemos que la ropa nos dure más tiempo. Las tendencias las podemos marcar todos y todas nosotras. Podemos estar guapas y guapos sin cambiar nuestro armario cada temporada. Creemos un vínculo con nuestras prendas. Recuperemos esas habilidades manuales básicas como la costura, que nos permitan reparar nuestras prendas.
¡Unos minutos de arreglo son muchas horas de uso!
La creatividad es una herramienta muy poderosa, la ropa tiene una vida mucho más larga de la que nos imaginamos. Comencemos tranformando prendas, tal vez se revele una forma de transformar también el mundo.
Manifiesto de AltrapoLab
OS PRESENTAMOS A LAS ORGANIZACIONES DEL MES MADRID VINCULADAS AL SECTOR TEXTIL
Gema Gómez. Slow Fashion Next.
Slow Fashion es una plataforma de moda sostenible que trabaja desde el 2011 para ofrecer formación y consultoría de calidad y honesta a las empresas que de verdad quieren hacer desde o hacer un cambio en su modelo productivo y modelo de negocio. Slow Fashion es honesta porque no ayuda a hacer green washing, sino que apoya el cambio real.
La industria textil convencional o fast fashion tiene grandes impactos sociales y medioambientales por ser un sistema de consumo masivo. Se producen anualmente 120.000 millones de prendas por las que no se pagan salarios mínimos y atentan contra los límites planetarios. Una camiseta de algodón de 250 gramos cuesta 2.700 litros de agua. Slow Fashion contribuye al cambio necesario ofreciendo información y formación y acompaña a las empresas para que el cambio sea real y más rápido.
Carolina Caballero. Kambalache, Segunda Mano de Primera.
Las integrantes de Kambalache somos tres mujeres paraguayas, migrantes que vivimos en España desde hace más de una década, y que desde hace varios años venimos participando de acciones de reivindicación social. Es en ese contexto que nos hemos conocido y hemos consolidado nuestra amistad. Kambalache existe porque hay demasiada ropa en el mundo. Nuestro objetivo principal es potenciar el consumo responsable de ropa y accesorios de moda.
Actualmente, el sector de la segunda mano viene siendo objeto de varios debates, quizá algunos controvertidos, pero no podemos obviar que es una actividad que va adquiriendo mayor importancia social, económica y cultural.
No queremos ser una iniciativa alienante ni superficial, queremos ser un hecho cultural y social. Responsable y consciente. Por eso también consideramos de suma importancia formar parte de redes que trabajan en la creación de relaciones socioeconómicas más justas y solidarias, por ello nos sentimos muy orgullosas de formar parte del Mercado Social de Madrid, una Red de empresas y consumidores en torno a la Economía social y solidaria.
Toni de la Mora. Crudo Sostenible.
Crudo es una marca de ropa ecológica y serigrafía tradicional. La industria textil es la segunda más contaminante del mundo, por el consumo de agua y las energías fósiles que utiliza, aparte de que desde hace unos 20 años con el fast fashion la basura que se genera es ingestionable. En el textil más convencional es complejo porque la industria desapareció y ahora se está haciendo un trabajo por respetar comunidades y entornos en los que se produce, aunque hay mucho marketing y mucho green washing. El consumidor es esencial en esta industria y hay que abrir incógnitas sobre cómo consumimos. Es importante estudiar qué hay detrás del producto final y tuviéramos en cuenta los impactos de nuestro consumo. Es necesario tener en cuenta las condiciones laborales de las personas que producen. Es devastador este tipo de industria, que principalmente busca materias primas muy baratas y procesos muy baratos, que se pagan con contaminación y enfermedad.
Javier Benito. dLana
dLana es una empresa familiar que se dedica a la creación de hilos y prendas con alma e historia y trabajamos para recuperar el valor de la lana como materia prima. Trabajan directamente con las ganaderías extensivas y trashumantes, realizan los procesos de transformación con la poca industria lanera que queda en el país, apoyan la artesanía textil y sus clientas cierran el círculo virtuoso de la lana al que todas pertenecemos: dLana aboga por un nuevo modelo de producción lento, de consumo responsable, pleno de información para la toma de decisiones, valores que incluyen tanto en su comunicación como en sus productos. Promueven el tejido de punto a mano para la creación de nuestras propias prendas pero también ofrecen ropa atemporal, de calidad y duradera en el tiempo. Usan la lana como materia prima renovable, biodegradable y llena de propiedades maravillosas para el cuidado de las personas, los animales, el medio ambiente y la cultura.
El cambio en el modelo de consumo es necesario, necesitamos ser conscientes y responsables de cada acción que llevamos a cabo y para ello necesitamos conocer, tener información y poder elegir. La acción colectiva y la suma de esfuerzos es necesaria para demandar esas necesidades. Desde el mercado social podemos hacerlo, aportando nuestro granito de arena al resto asociaciones, cooperativas, empresas, consumidoras y consumidores… en definitiva, todas juntas sumamos más y somos más fuertes.
Natalia Castellanos. AltrapoLab.
Altrapo Lab trabaja para aunar el consumo responsable y la moda sostenible a través de la reutilización creativa. Hay varias líneas de trabajo: formación y capacitación, sensibilización y prevención de los efectos del consumo del fast fashion y reducción de residuo textil y diseño e investigación, así como producción.
La textil es la segunda industria más contaminante, está deslocalizada y tiene muchísimo impacto social y ambiental. Altrapo Lab tiene un componente social. Los objetivos de la cooperativa (denunciar y sensibilizar sobre el modelo de consumo y producción textil) y ofrecer alternativas accesibles a diferentes públicos está completamente vinculado con los principios de la economía social y solidaria.
Roberto Rivera. Calcetines Mestizaje.
Calcetines Mestizaje surge de una situación de necesidad, un proyecto desde cero. En el pueblo se hacían siempre calcetines y quería hacer una cosa bonita, despacio… han sido 20 años. El material principal es algodón orgánico. El mundo del textil es muy complicado y genera muchos residuos. Calcetines Mestizaje ayuda a transformar el mundo del textil usando materiales ecológicos, de cercanía y sostenible. Las prendas además duran mucho. Hay mucho que trabajar entre el textil y la economía solidaria. La cercanía es fundamental. Calcetines está en Geltoki en Pamplona, en el Mercado Socia de Madrid, en el Rincón Lento en Guadalajara, en la Revolución de las Verduras en Logroño… poder llegar tan cerca es fundamental.
Dolores Rubio. Bebés ecológicos.
Bebés Ecológicos SL, nació en 2002 y desde entonces ha promocionado productos con varias marcas propias,: Bebés Ecológicos, Primal, Eco-ético y Orethic. A lo largo de estos veinte años ha evolucionado desde la importación de productos reutilizables de empresas extranjeras hasta la fabricación artesanal de todos sus productos en España y la cooperación con otras/os empresarias/os del estado.
Contribuye a la transformación de la industria textil a través de la utilizacion -e incluso la invención!- de tejidos libres de pesticidas y otros productos químicos, como el tejido que han inventado para la capa interna de las compresas que producen. También a través de la elaboración con componentes y materias primas locales, cuyo mejor ejemplo es su último producto, un portabebé llamado BeBéSIT que ha sido elaborado 100% con componentes hechos en España. Además, desde hace un par de años emplean algodón cultivado en España.
La cooperación es el futuro, nos preparamos así para una nueva era mucho más espléndida de la que hasta ahora hemos vivido. Cuanto más sabes, más responsabilidad tienes de compartir, así que procuramos educar al público no familiarizado con el sector textil. Yo misma no sabía que el 38% de las fibras cercanas a nuestra piel, son absorbidas por nuestros poros.
Miriam Barahona. Sirem Wild
Sirem Wild es una marca de ropa ecológica que aúna tres pasiones de su creadora: el arte, el diseño y la naturaleza. Ropa artesana y sostenible elaborada con materiales orgánicos y confeccionada de manera ética, lo cual está avalado por certificaciones éticas como la del sello Fair Ware Foundation. Además, la impresión se realiza en España a través de diferentes técnicas digitales y seriográficas ecológicas y el packaging intenta ser lo más sencillo posible, empleando cartones reciclabes para minimizar su impacto. Sirem Wild ofrece una alternativa a la fast fashion a través de una política de transparencia en relación a los orígenes de la ropa, sus métodos de confección, etc. y a través de una labor de divulgación y concienciación para sensibilizar en torno a los factores y valores que nos permitan identificar a las marcas sostenibles.
Creemos que los valores de la economía solidaria representan las bases de un proyecto de moda sostenible. Además, las redes y la forma de trabajar cooperativamente entre los diferentes proyectos de economía social y solidaria son un claro ejemplo de por qué es necesario impulsar un nuevo modelo textil a través de este modelo empresarial.
Vicius. Hola Por Qué
Hola Por Qué se dedica a la creación a través de la serigrafía. Empezaron haciendo camisetas y después han seguido haciendo otras cosas como más camisetas distintas a las que hacían cuando empezaron. Las ocurrencias también las estampan en papel, en cerámica, en vidrio o en las puertas de los baños de su taller. Desempeñan su oficio con mucho amor y sobre todo con mucho humor. Unas risas.
Hay que cambiar el sector textil. Hay demasiada ropa en los armarios. Mira los animales o las plantas: puede que cambien de apariencia cada temporada, vale, pero año tras año repiten modelito. Y hay árboles que viven miles de años. ¡Qué especialitos somos los humanos! Esto no lo podemos dejar en manos de los que se inventaron la Revolución Industrial, que sólo quieren dinero. Ya en aquellos maravillosos años de hace ciento cincuenta años, William Morris denunciaba la explotación laboral y la baja calidad de las cosas fabricadas en Oriente, que, a la vez que nos exportaban sus productos, nos exportaban también sus condiciones de trabajo. Aquí en nuestro país, todo el sector textil que había en el litoral mediterráneo hasta hace pocas décadas está prácticamente desmantelado precisamente porque no se puede competir con la importación. El usar y tirar es muy barato. Esto va a peor y hay que salir pitando. Sin embargo, en la ciudad donde vivimos y en muchas otras donde a lo mejor hemos estado alguna vez pero ahora no me acuerdo, se ensanchan las aceras del centro de las ciudades al paso de las grandes multinacionales textiles.
Por eso cada vez es más importante trabajar con marcas que sabes cómo fabrican, con prendas que sabes de dónde vienen. Con algodón orgánico pero también con bambú o con tencel. Y que duren. Nada de dos lavados. Ni veinte. Ni cincuenta. Que yo tengo sábanas de mi abuela. Unas de flores. Y hay que hacer serigrafía en talleres que utilicen esas prendas y que estampen con tintas al agua, sin tóxicos, duraderas… uy, ¡como nosotros! Anda, pues hasta que no he llegado al final no me había dado cuenta de que nosotros lo hacemos bien. Qué cosas. Ha sido sin querer, de verdad.
Merche. Tres Amapolas
Tres Amapolas nace en el 2013 en las faldas de la Sierra de Gredos, donde pensamos y confeccionamos artículos de higiene reutilizables como compresas de tela, discos desmaquillantes o pañuelos de tela. Comenzamos el proyecto tres mujeres pero en la actualidad solo yo, Merche. continuo en el proyecto. Pero no estoy sola: colaboro con un pequeño taller de confección de mi localidad. Los lazos creados con ellos van más allá de lo comercial, me ayudan a definir el diseño y corregir errores. Ellas sí que saben…
El coste ambiental del usar y tirar es elevado. El mejor disco desmaquillante reutilizable es el que haces cortando una toalla viejita, pero si no tienes, nuestros discos intentan ser lo más sostenibles posibles. Pero siempre podemos mejorar y por ello este año 2021 lanzaremos una nueva línea de compresas confeccionadas con algodón de cultivo integrado andaluz.
Tenemos que transformar el sistema textil entre todos y las sinergias que se crean dentro de la Economía Social y Solidaria lo hacen posible. Pertenecer a el Mercado Social de Madrid ha supuesto para Tres Amapolas sentirse acompañada en el camino y un buen acicate para hacer las cosas mejor… o al menos eso intentamos.
Ana Alfageme. Taliafarfalia
Lorena y Roser. Planeta Dots
Planeta Dots son Lorena y Roser, diseñadoras y profesionales de la costura. Comenzaron a reparar ropa y contribuir así al cuidado del planeta. En su caravana practican la costura slow y el upcycling para ofrecer una línea de ropa atemporal, única, diseñada y confeccionada.
Concienciadas y preocupadas por la realidad en la industria de la moda, crearon Planeta Dots para promover acciones desde la educación y sensibilización y tienen dos pilares en el proyecto de Planeta Dots: la caravana de La Ruta Dots, que ofrece servicios relacionados con todo lo anterior y Dotstation, una marca de ropa upcycling, que ofrece una alternativa coherente de moda slow.
Lo que la etiqueta no dice: los textiles y nuestra salud – Por Fashion Revolution
Hablemos de Fast Fashion y Salud. Si estás leyendo este artículo quizás ya estés familiarizado con los aspectos económico, medioambientales y sociales del mundo de la moda en general, y de la Fast Fashion en particular. Pero quizás no sepas que hay una faceta más, que merece la pena considerar cuando hablamos de nuestra manera de producir y consumir textiles: el impacto directo que los textiles pueden tener sobre nuestra salud.
En Europa se utilizan alrededor de 15.000 formulaciones químicas diferentes para textiles. Para la producción de una sola prenda se pueden llegar a utilizar hasta 40 compuestos químicos diferentes (1). Estas sustancias confieren a la prenda características que la industria nos ha vendido como necesarias. Se trata de propiedades como el antiarrugas y antimanchas, que nos permiten – según la publicidad – ahorrar tiempo y dinero. Incluso, dicen, nos podrían salvar la vida, como es el caso de las telas tratadas con retardantes de llamas, que hacen que las prendas no ardan en caso de incendio.
PERO ¿CUÁL ES EL COSTE REAL QUE ESTAMOS PAGANDO?
En números: 9,3 millones de toneladas métricas de productos químicos se utilizan en la producción mundial de textiles cada año. El 25% de todas las sustancias químicas producidas a nivel mundial se emplea en la industria de la moda. Las implicaciones medioambientales son ingentes. Las consecuencias para los trabajadores del sector textil son incalculables tanto en término de morbilidad como de mortalidad.
¿Y CUALES SON LAS CONSECUENCIAS PARA EL CONSUMIDOR?
Cuando esa prenda, que no arde, es impermeable, de colores vivos que resisten al sol y a los lavados, acaba en nuestros armarios, se convierte en una amenaza directa para nuestra salud. Los investigadores de la Universidad de Granada en el 2019 publicaron un estudio analizando la presencia de bisfenol-A y parabenos en textiles y la correspondiente actividad hormonal derivada de la exposición dérmica a calcetines para bebés y niños de 0 a 48 meses. Los resultados fueron contundentes: “las concentraciones de bisfenol-A son alarmemente altas y la actividad hormonal es la esperada para tales concentraciones”.
Estas sustancias están clasificadas como disruptores endocrinos: tienen la capacidad de alterar el equilibrio hormonal de un organismo aumentando, reduciendo o bloqueando aquellos procesos fisiológicos controlados por las hormonas. Las consecuencias de una exposición prolongada a estas sustancias sintéticas incluyen: trastornos del comportamiento, pubertad precoz, obesidad, asma y cáncer de mamas entre otros.
El problema es que este aspecto no está regulado, no hay control, ni límites que respetar. En las etiquetas de las prendas hay muy poca información: nos indican el tipo de fibra utilizada y el lugar en que se ha producido; pero no sabemos nada de las sustancias químicas empleadas durante el proceso de producción. ¿Compraríamos una camiseta cuya etiqueta pusiera: 20% algodón, 80% poliéster + polibromados + metales pesados + ftalatos + alquifenoles?
Aunque la legislación no nos ampare todavía, tenemos que hacer un ejercicio de responsabilidad, no solo para nosotros, sino para todos aquellos que dependen de nuestras decisiones: nuestros hijos, familiares y todos aquellos trabajadores que viven rodeados de sustancias tóxicas todos los días, para que podamos ahorrarnos de planchar un pantalón.
Como declara con tajante ironía Lucy Siegle en su libro “To die for. Is fashion wearing out the world?”: para crear un armario perfecto tenemos que tener en mente que lo que no compramos es igual de importante a lo que compramos. Tenemos que estar dispuestos a renunciar a algo, a perder algo, para que todos podamos ganar.
ACTÚA
Si a ti te interesa el tema, te invitamos a mirar el trailer de Detox Fashion: Moda libre de tóxicos, de Greenpeace y también a sumarte a la campaña #QuéHayEnMiRopa a través de tus redes sociales.